Hoy continuamos con nuestra serie sobre la tipología de dientes y las funciones de los mismos. En este post abordaremos un tipo de pieza dental clave en la dentadura como son los molares, más conocidos como muelas.
Son los dientes más grandes que tenemos y se sitúan en la parte más interior de la boca, ubicados posteriormente a los premolares. Tal y como indica su nombre, la función de las muelas es moler y triturar los alimentos que ingerimos y que previamente han sido cortados por los incisivos y machacados por los premolares.
Entre los 12 y 15 meses de edad suelen aparecer los molares de leche y no son reemplazados por los molares definitivos sino por los primeros y segundos premolares definitivos. Las muelas definitivas crecen detrás de las muelas de leche. De ahí que se dé la paradoja que los primeros molares definitivos aparezcan antes de que se caigan los de leche, sobre los seis años. Tanto los de leche como los definitivos tienen una forma similar.
Una persona adulta cuenta con cuatro molares en el maxilar superior y otros cuatro en el superior, ubicados en la parte trasera de la boca. A estos hay que sumar un tercer y último molar que no sale a todas las personas y que se conoce como muela del juicio. Ésta muela suele aparecer a partir de los 20 años.
La primera muela de cada grupo es la primera en erupcionar ya que es la pieza dental sobre la que se apoyarán el resto en la oclusión. Entre las curiosidades de este tipo de dientes está su desarrollo: la raíz no se terminará de formar hasta los 10 años de edad y el esmalte de los mismos se desarrolla a lo largo del crecimiento de la mandíbula, pudiendo tardar entre tres y cuatro años.
Los odontólogos distinguen varios tipos de molares en función del número y altura de sus cúspides o relieves dentales, y del tamaño. De este modo, hablan de molares hipsodontes, aquellos que tienen coronas altas, y de molares branquiodontes, en el caso de tener coronas bajas. También existe otros tipos según sus cúspides denominados lofodontes, secodontes, bunodontes, selenodontes y tribosfénicos.
Cabe destacar que la higiene dental en estas piezas debe ser especialmente cuidadosa ya que, debido a su ubicación al final de la boca y su función trituradora, tienden a acumular mayor cantidad de restos de comida que otras piezas dentales. Esencial un buen cepillado y emplear hilo dental.
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