La mordida (II). Cómo tratar la maloclusión

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mordida En el post anterior analizábamos los distintos tipos de oclusión incorrecta o maloclusión, que, como vimos, puede tener distintos orígenes; entre ellos el puramente hereditario genéticamente, si bien hay que extirpar de raíz algunos malos hábitos como el chuparse repetidamente el dedo en edades tempranas.

En esta segunda parte, sin embargo, vamos a centrarnos en los distintos tratamientos que pueden darse para afrontar la maloclusión, primeramente, y, en segunda instancia, qué beneficios nos aportaría esa corrección.

Tratamientos de la maloclusión
Las deficiencias mandibulares o en la dentadura que provocan una mordida incorrecta son, como ya apuntamos, muy habituales. En la mayoría de los casos se trata de cuestiones leves que, además, pueden corregirse de manera sencilla con el pertinente tratamiento.

Es frecuente que sea el odontólogo el que detecte los problemas de oclusión durante la visita a la clínica dental en las revisiones comunes que, recordemos, no debemos de saltarnos. Y, en ocasiones, es necesario el recurso a las radiografías dentales y mandibulares.

Los tipos de tratamiento habituales son los siguientes:

Aparatología correctora. Se colocan en los dientes distintos elementos –que pueden ser de variado material- que ayudan a corregir los defectos.

Extracción. A veces es necesario extraer alguna pieza para corregir un apiñamiento de dientes.

Restauración. Sin llegar al extremo de tener que extraer una pieza, en otras ocasiones se opta por acortar, alargar o dar forma a un diente.

Cirugía. El caso más extremo y menos habitual. Se da cuando es necesario recolocar los maxilares, para prolongar o acortar la mandíbula.

Es frecuente que los tratamientos se inicien en edades tempranas, en edad de crecimiento, ya que resultan más efectivos.

¿Qué nos aporta la corrección mediante el tratamiento?
Corregir la maloclusión nos aporta una serie de beneficios para nuestra salud, tanto bucodental como general.

Así, con ello podemos mejorar la masticación, la respiración –reduciendo las posibilidades de padecer apnea de sueño- o reducir el posible desgaste de las piezas dentales. Además, nos facilitará la limpieza de los dientes, se reduce el riesgo de padecer caries y otras enfermedades periodontales, entre otros aspectos.

 

Fotografía: www.freedigitalphotos.net

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