¿Qué es la odontología conservadora? Es el conjunto de técnicas de esta disciplina médica que tiene como objetivo el tratamiento bucal que evita, en la medida de lo posible, la extracción y, por tanto, la pérdida de aquellas piezas dentales dañadas. Es decir, apuesta por el mantenimiento de los dientes originales, siempre y cuando esa opción sea posible.
A través de la odontología conservadora, los profesionales de la misma actúan sobre el tejido dañado y sobre las caries, propiciando la restauración de los dientes, sin que otros se vean afectados, a través de acciones como la limpieza o la colocación de empastes.
El avance de la odontología, la aparición de nuevas técnicas o la inversión en investigación han propiciado que la odontología conservadora esté más presente que nunca en la clínica dental, algo impensable hace sólo algunas décadas, donde la extracción de las piezas y su consecuente pérdida era mucho más habitual que en la actualidad.
La odontología conservadora suele aplicarse en casos de traumatismo de dientes, caries poco profundas o malformaciones dentarias, entre otros casos. Los tratamientos que aplica pueden ser empastes para las caries; las endodoncias o las obturaciones, entre otras.
Odontología preventiva
La odontología preventiva se puede considerar parte de la odontología conservadora, y es la que tiene como objetivo eludir cualquier tratamiento de reparación dental a través, precisamente, de la prevención. En este sentido, aquí podemos encontrar la higiene bucodental diaria y las revisiones periódicas con nuestro dentista de confianza.
¿Y qué ventajas podemos atribuir a la odontología conservadora? En primer lugar, el hecho de mantener las piezas originales hace que no se vea afectada ni la estética (la sonrisa) ni algunos procesos como la masticación.
A priori, cualquier persona puede ser tratada a través de la odontología conservadora –y, por supuesto, aplicarse la preventiva-, evitando tratamientos más complejos que, además, suelen suponer una mayor inversión.
