¿Qué es el puente dental? Es el procedimiento a través del cual se reemplazan varias piezas dentales que, por alguna razón, se han perdido. El puente une varias coronas dentales, creando unos elementos muy similares a la morfología de esos dientes ya inexistentes.
¿Cómo actúa el odontólogo a la hora de insertar un puente dental? Queda fijado junto a los dientes naturales situados junto al hueco –y conocidos como pilares- creado por las piezas inexistentes. Esos dientes artificiales se conocen como pónticos.
El material utilizado en un puente dental suele ser la porcelana, metal, cerámica o acrílicos, de tal forma que permita que el paciente conserve tanto la estética como, por supuesto, la funcionalidad que ofrecían anteriormente las piezas perdidas. Esos elementos imitan tanto la forma como el color de las mismas. Éstos son algunos de los más habituales:
– Puente Maryland, unido con resina. Se suele utilizar en aquellas zonas de la boca donde la presión masticatoria no es grande, como puede ser la parte delantera de la boca. Se utiliza una fusión de bandas metálicas que se unen mediante resina al diente utilizado como pilar.
– Puente tradicional. Se crean con porcelana que se fusiona con elementos metálicos y se fija a los dientes naturales situados a ambos lados.
– Puente voladizo. Muy parecido al anterior aunque en este caso la sujeción solo se encuentra en una pieza dental. Por eso es más habitual que se utilice en zonas como la parte posterior de la boca, donde únicamente hay un diente en el que el puente se pueda sujetar, o allí donde sólo queda una pieza sana…
Para realizar un puente dental, el dentista debe tomar antes una impresión dental, información que mandará a los laboratorios especializados para poder desarrollar un molde exacto de la pieza a reemplazar.
En primera instancia, el odontólogo procederá a colocar un puente temporal para la protección de las encías y que aquellas piezas expuestas, antes de la colocación del definitivo.
Los profesionales de la odontología, y también desde Carendent Leganés, recomiendan cubrir los espacios que quedan vacíos por la pérdida de piezas dentales, puesto que, de lo contrario el resto pueden desplazarse hacia esos huecos. Ello generaría una mordida incorrecta o una descolocación que alteraría tanto la estética como la funcionalidad, además de otros trastornos en la articulación temporomandibular o patologías relacionadas con las encías.
Aunque dependen de diferentes factores, como su ubicación, no es extraño que estos puentes puedan tener una duración de dos décadas.
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