Acaba de celebrarse, a iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Día Mundial Sin Tabaco, en el que el objetivo es informar acerca de los riesgos que su consumo reporta para la salud e intentar promover acciones en su contra en todos los ámbitos administrativos.
Todos conocemos las consecuencias que tiene el hábito de fumar para la salud general, especialmente para los sistemas broncopulmonar y cardiovascular (con altas probabilidades de desarrollar cáncer). Sin embargo, me voy a detener en los efectos que el tabaco causa en la boca.
Éstas son algunas de las consecuencias que acarrea en nuestra salud bucodental el fumar un cigarrillo tras otro:
– Uno de los efectos más conocidos es el cambio de color y la aparición de manchas que suele producir en las piezas dentales al alterar el esmalte. Y eso puede hacernos pasar después por el dentista para someternos a un proceso de blanqueamiento dental.
– Enfermedad periodontal. La reducción del flujo sanguíneo acaba afectando a las encías, que se ven mucho más indefensas ante la placa bacteriana, que destruyen el tejido que sostienen los dientes. Incluso se puede llegar a producir la pérdida de masa ósea, por lo que los dientes acaban teniendo un soporte menos estable y terminan desplazándose o cayéndose.
– Cáncer oral. La ingesta constante de elementos tóxicos que componen el tabaco pueden arrastrarnos a esta grave situación, ya que resultan dañadas las células de la boca y la faringe.
La Organización Colegial de Dentistas de España recomienda al dentista como el mejor profesional para diagnosticar las lesiones malignas y premalignas así como revisiones periódicas que ayudarán a un diagnóstico precoz.
– El consumo habitual de tabaco retrasa la cicatrización de cualquier herida producida en la cavidad bucal. Y las llagas e irritaciones están a la orden del día para los fumadores.
– Alteraciones en la saliva.
– Pérdida del gusto. El daño que el tabaco causa a las papilas gustativas de la lengua produce una reducción en la sensibilidad de los sabores. Además, acarrea que, por ejemplo, no controlemos la cantidad de sal que llevan los alimentos, pudiendo entrar en una dinámica de exceso en el consumo de la misma.
– Halitosis o mal aliento.
– Menos eficacia e incluso fracaso de los implantes dentales.
Si crees que alguno de tus problemas bucondentales pueden deberse al tabaco, lo adecuado es consultar a un profesional de la odontología. Tu dentista puede ayudarte a dejar de fumar y prevenir futuras consecuencias desastrosas para tu salud. No dudes en consultar tus dudas.
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