Dientes y uñas suelen intimar con mucha frecuencia, para desgracia de nuestra dentadura. La onicofagia, o lo que es lo mismo, morderse las uñas, no resulta un hábito nada saludable para nuestra salud bucodental, tal y como analizaremos en este nuevo post del blog de la dentista Luján Navas.
¿Por qué nos mordemos las uñas? Las causas pueden ser variadas: desde aburrimiento, imitación, nerviosismo, estrés… Morderse las uñas no es una cuestión exclusiva ni de niños ni de adultos, sino que es algo que puede darse a cualquier edad.
La cuestión estética, tan cultivada en nuestra sociedad actual, es una de sus (malas) consecuencias. Pero hay más; entre ellas la dental.
¿Qué puede ocurrirles a los dientes si nos mordemos las uñas?
a. Desgaste. El acto de morderse las uñas provoca un choca constante e incluso brusco con los dientes, lo que acaba afectando a su esmalte o llega a producir microfracturas. Y si el esmalte se desgasta, con ello se incrementa el riesgo de padecer caries.
b. Problemas dentales. Un exceso de onicofagia no está exento de generar problemas articulares en la mandíbula, pudiendo ocasionar una oclusión incorrecta, es decir, una mala mordida. Y con ello, claro, dolor de cabeza, de oído, de la propia mandíbula o contribuir a un mayor desgaste o deformación temprana de las piezas dentales.
c. Falta de higiene. En las uñas suelen acumularse bacterias, por lo que el contacto con la boca puede llevar a las mismas al interior del cuerpo, fomentando enfermedades.
d. Infecciones en las propias uñas. El hecho de morderse las uñas facilita la infección en la piel alrededor de ellas. Además, es habitual entre quien se muerde las uñas que se produzca la irritación de dicha zona. Para los que se exceden a la hora de reducir el tamaño de las uñas a base de mordiscos, puede incluso generar dolor al hacer fuerza cogiendo objetos.
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