Poco a poco las fiestas navideñas van llegando a su fin y, seguro, que quien más o quien menos ha disfrutado de una buena cena o comida con sus seres queridos.
La dieta o la alimentación que llevamos habitualmente afecta, de una u otra manera, a la salud de todo nuestro organismo. Y, precisamente, nuestra manera de comer afectará a nuestra dentadura. De hecho, millones de gérmenes habitan habitualmente en la cavidad bucal, por lo que la higiene en la misma debe de ser frecuente y continuada.
El objetivo prioritario es claro: reducir el consumo de aquellos alimentos que más daño provocan a nuestros dientes y que son, si no se toman las medidas adecuadas, caldo de cultivo para el desarrollo de caries y de las enfermedades de las encías.
Algunos alimentos enemigos de tus dientes
Los enemigos públicos número uno son aquellos alimentos ricos en azúcar y las bebidas con gran cantidad de ácidos que dañan el esmalte dental, como las energéticas.
Hay que poner especial atención con aquellos alimentos que, por sus características, tienen especial facilidad para quedarse adheridos entre los dientes, como las golosinas, las galletas o el chocolate, entre otros.
¿Qué puedo comer para cuidar mi boca?
Por el contrario, existen otros alimentos que pueden ofrecer cierta protección a la salud bucodental, como puede ser la manzana, las verduras, la leche o el queso curado.
Otro gran benefactor es el chicle, siempre sin azúcar, puesto que contribuye a la eliminación de alimentos que han quedado adheridos entre los dientes y a generar mayor salivación, elemento que actúa como protector de los dientes.
Mirando más por la estética, algunos productos como el café, el vino o el chocolate generan habitualmente, y cuando el consumo es habitual, manchas y cambios de color en los dientes.
Picar entre horas
Otro aspecto muy importante de la alimentación en su relación con la salud bucodental es el número de comidas que hacemos al día. Si ese número es excesivo y por encima de lo habitual –es decir, si picamos demasiado entre horas entre comida y comida- las posibilidades de provocar una caries aumentan notablemente.
Mucho más allá de los efectos que una mala dieta pueda generar en el organismo, lo que es seguro es que con una buena higiene dental, los efectos de una mala alimentación pueden quedar minimizados en su afección a los dientes.
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