Sí, esto podría producirse si se desgasta en exceso el esmalte que es la capa más superficial del diente, que actúa como escudo protector y recubre una capa más blanda, la dentina.
El esmalte dental está formado por hidroxiapatita, un mineral extremadamente duro, pero que también puede ser afectado y dañado por diversas causas que derivan en una pérdida fisiológica. Entre estas causas podemos destacar:
– Un cepillado incorrecto con cepillos de cerdas muy duras
– Abrasión producido por una mala oclusión debido a un incorrecto engranaje entre los dientes
– Rechinamiento de diente contra diente
– Erosión química producida por una dieta excesivamente ácida, alta ingesta de bebidas carbonatadas, bulimia y/o reflujo gastroesofágico.
Desde la clínica os damos algunas claves para evitar que esto ocurra:
- Mantener una buena higiene dental con una técnica de cepillado adecuada y un cepillo de dureza media, además de utilizar una pasta dentífrica con flúor.
- Mantener una dieta pobre en hidratos de carbono.
- Evitar consumir alimentos muy ácidos. En la medida de lo posible evitar el consumo de refrescos carbonatados, o zumos naturales ácidos, y si se quieren beber hacerlo a través de una pajita para disminuir el contacto de esos ácidos con los dientes.
- Evitar alimentos muy duros y hábitos como morderse las uñas que puedan fracturar o desgastar el esmalte.
- No olvidarnos de las revisiones anuales al dentista ya que de esta manera podremos conseguir una detección precoz de patologías como el bruxismo que desgasta el esmalte y la dentina, y en su caso, colocación de una férula o placa de protección nocturna.
- Recuerda que si practicas deportes de contacto deberás llevar un protector bucal, no sólo para proteger el esmalte sino toda la boca en sí.
Si notas un “comportamiento” anormal de tus dientes, no lo dejes pasar. Consulta a tu odontólogo de referencia, antes de que sea excesivamente tarde.
Recuerda que la prevención siempre será el mejor tratamiento.