La limpieza bucal no es, claro está, una mera cuestión de estética, sino algo fundamental para tu salud. Conocida también como profilaxis bucal y practicada siempre por un profesional de la odontología, tiene como objetivo eliminar el sarro y la placa bacteriana acumulados y las manchas que se originan en los dientes (por el consumo, principalmente, de café, tabaco, té…) o debajo de las encías, éstas últimas especialmente peligrosas porque pueden ocasionar otro tipo de enfermedades bucodentales con el tiempo.
Pero… ¿Por qué tengo que hacerme una limpieza bucal? Hay varias buenas razones:
– Con la limpieza bucal lograrás prevenir otras posibles enfermedades bucodentales, como las caries, gingivitis, periodontitis o halitosis –mal aliento-.
– Contribuye a evitar la inflamación de las encías y a reforzar el esmalte dental.
– Produce una sensación de limpieza y bienestar.
– Mejora la estética dental.
– No causa lesión a los dientes.
A grandes rasgos, la limpieza de boca se realiza aplicando en dientes y encías rascadores, ultrasonidos y/o curetas. Posteriormente se aplicará un chorro de agua con suficiente presión que, mezclada con bicarbonato, será la encargada de eliminar las molestas manchas de las piezas dentales. Para finalizar, se suele realizar un pulido para evitar que el sarro vuelva a adherirse fácilmente.
En casos complicados, pueden ser necesarias varias sesiones consecutivas para concluir con éxito la limpieza dental.
Por cierto, la frecuencia para la realización de una limpieza de boca dependerá de cada persona, aunque para casos más estándares mi recomendación es pasar por tu clínica dental un par de veces al año.